Si no sales al bosque, jamás ocurrirá nada
y tu vida jamás empezará
-No salgas al bosque, no salgas -dijeron ellos.
-¿Por qué no? ¿Por qué no tengo que salir al
bosque esta noche? -preguntó ella.
-En el bosque habita un enorme lobo que se come a
las personas como tú. No salgas al bosque, no salgas por lo que más quieras.
Pero, naturalmente, ella salió al bosque y, como
era de esperar, se encontró con el Lobo, tal como ellos le habían advertido.
-¿Lo ves? Ya te lo decíamos -graznaron.
-Eso es mi vida, no un cuento de hadas, zopencos
-replicó ella-. Tengo que ir al bosque y encontrarme con el lobo; de lo
contrario, mi vida jamás podrá empezar.
Pero el lobo que ella encontró había caído en una
trampa, se le había quedado la pata prendida en un cepo.
-¡Socorro, auxilio! ¡Ay, ay, ay! -gritaba el
lobo-. ¡Socorro, ayúdame y te daré la justa recompensa! -añadió.
Porque eso es lo que hacen los lobos en los
cuentos de esta clase.
-¿Y cómo sé yo que no me vas a hacer daño? -le
preguntó ella, pues su misión era hacer preguntas-. ¿Cómo sé yo que no me
matarás y me dejarás reducida a los puros huesos?
-Mala pregunta -dijo el lobo-. Tendrás que
confiar en mi palabra.
Y el lobo reanudó sus aullidos y lamentos.
¡Ay! ¡Ay! ¡Ay!
Sólo hay una pregunta
que merece la pena hacer, hermosa doncella,
¿dóooonde está
el
almaaaaaa?
-Oh, lobo, voy a correr el riesgo.
¡Vamos allá!
Abrió la trampa, el lobo sacó la pata y ella se
la envolvió con hierbas medicinales y plantas.
-Oh, gracias, dulce doncella, mil gracias --dijo
el lobo, lanzando un suspiro.
Pero, como había leído demasiados cuentos que no
debía, ella exclamó:
-Bueno, ahora ya puedes matarme, anda, terminemos
de una vez.
Pero no fue eso lo que ocurrió. En su lugar, el
lobo alargó la pata y se la apoyó en el brazo.
-Soy un lobo de otro tiempo y lugar -dijo. Y,
arrancándose una pestaña del ojo, se la entregó diciendo-: Úsala y procura ser
sabia. De ahora en adelante sabrás quién es bueno y quién no lo es tanto. Mira
a través de mi ojo y lo verás todo con claridad.
Por dejarme vivir,
te ofrezco vivir
como jamás en tu vida has vivido.
Recuerda que sólo hay una pregunta
que merece la pena hacer, hermosa doncella,
¿dóooonde está
el
almaaaaaa?
Y así la doncella regresó a la aldea,
alegrándose de estar viva.
Y esta vez cuando ellos le dijeron,
"Quédate aquí y cásate conmigo",
o "Haz lo que te digo",
o "Di lo que yo quiero que digas,
pero que todo quede tan en secreto
como el día en que viniste",
la doncella tomó la pestaña del lobo
miró a través de ella
y vio sus motivos
tal como jamás los había visto.
Y la vez en que
el carnicero pesó la carne
ella miró a través de la pestaña del lobo
y vio que pesaba también su pulgar.
Y miró al pretendiente
que le decía "Soy el que te conviene",
y vio que no le convenía para nada.
Y de esta manera y muchas más
se salvó
no de todas
pero sí de muchas
desgracias.
Pero, además, con esta nueva visión, no sólo vio
al astuto y al cruel sino que el corazón se le hizo inmensamente grande, pues
miraba a las personas y las volvía a calibrar gracias al don que le había
otorgado el lobo al que ella había salvado.
Y vio a los que eran verdaderamente buenos
y se acercó a ellos,
encontró a su compañero
y permaneció a su lado todos los días de su vida,
percibió a los valerosos
y se acercó a ellos,
captó a los fieles
y se unió a ellos,
vio perplejidad por debajo de la cólera
y se apresuró a disiparla,
vio amor en los ojos de los tímidos
y se inclinó hacia ellos,
vio sufrimiento en los callados
y cortejó su risa,
vio necesidad en el hombre sin palabras
y le habló,
vio fe en lo más hondo de la mujer
que afirmaba no tenerla
y se la volvió a encender con la suya.
Vio todas las cosas
con la pestaña del lobo,
todas las cosas verdaderas
y todas las cosas falsas,
todas las cosas que iban contra la vida
y todas las cosas que iban a favor de la vida,
todas las cosas que sólo podían verse
a través de los ojos de aquel
que pesa el corazón con el corazón,
y no sólo con la mente.
Así descubrió que era cierto lo que dicen, que el
lobo es la más sabia de las criaturas. Si prestas atención, el lobo cuando
aúlla hace siempre la pregunta más importante, no dónde está el alimento más
próximo, la pelea más próxima o la danza más próxima,
sino la pregunta más importante
para ver dentro y detrás,
para sopesar el valor de todo lo que vive,
¿dóooonde estáaaa
el
almaaaa?
¿Dónde está el alma?
¿Dónde está el alma?
Sal al bosque, sal enseguida. Si no sales al
bosque,
jamás
ocurrirá nada y tu vida no empezará jamás.
Sal al bosque,
sal enseguida.
Sal al bosque,
sal enseguida.
Selección de "La pestaña
del lobo", poema original en prosa de C. P. Estés, copyright 1970, de Rowing
Songs for the Night Sea Journey, Contemporary Chants