En pleno mes de
septiembre podemos ver ya, la venta de adornos navideños en algunas tiendas
departamentales, hay quienes no tendrán beneficios como el “aguinaldo” y
piensan cómo comprar algo de felicidad en las fiestas navideñas, hay quienes
piensan en comprar su felicidad siempre, sin embargo existen otras maneras de
vivir y quiero compartir con ustedes una reflexión muy interesante del creador
de constelaciones familiares; método extraordinario que, según mi experiencia vivida
en mi proceso personal y de otros a lo que he acompañado puede transformar
radicalmente tu vida en solo unos minutos, empezando con el cambio de percepción,
se puede cambiar el mapa, mas no el territorio.
“Sí
He insinuado la primera palabra con el comienzo del día
en una pareja. ¿Por qué se complace uno con el otro? Porque lo admite tal como
es. Esta alegría es contagiosa también para el otro. La palabra que hay detrás es:
“Si” . Sí al otro, sí a mí, si a la situación tal como es, y sí a la felicidad.
Claro que a veces se opone algo a la
felicidad: cierta idea. Porque en nuestra sociedad hay que pagar por casi todo.
Muchos creen que nada gratis, que todo se paga. Por eso empiezan a pagar también
por su felicidad. En lugar de mirar al otro y complacerse con él. Buscan su
monedero para pagar con él la felicidad.
Hay
en nosotros un impulso que extrae su fuerza de la idea: he de pagar por todo lo
que recibo. Sobre todo por la felicidad. Pero cuando se ha pagado bastante hace
tiempo la felicidad se ha desvanecido.
Esa
idea de tener que pagar por todo existe también frente a Dios. Pagamos a Dios
la felicidad regalada con grandes sacrificios y peregrinaciones y fundaciones y
lo que sea. ¿Se complace él si le pagamos por ello? ¿Le importa qué es lo que
creemos estar pagando? Es una idea curiosa.
Hubo
una ves una persona que se había comprado un Mercedes. Pero no le estaba
permitido, era una felicidad demasiado grande para él. En su familia sólo se podría
comprar Volskwagens, los viejos. Un día, en la autopista alguien chocó contra
su coche por detrás. Suspiró con alivio. Por fin había pagado por su felicidad.
¿Les
suena? Pasa todos los días. Algunos pagan todo el tiempo. Pagan por la
felicidad y pagan por la culpa.”
Berth
Hellinger
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